"Anverso (La misma carne)" de Gabriel Penner
Estrenada por el grupo ÍconoTeatral de Argentina en 2013
Elenco: Carolina Graff y María Paula Compañy
Anverso
(La misma carne)
de
Gabriel Penner
Personajes
Rebeca
Eugenia
(Dos mujeres de aproximadamente 30 años desarrollan
actividades domésticas en una
habitación desvencijada.
Hay una cama o camastro, un tocadiscos, una mesa, un
espejo, en el fondo se ve una ventana)
(Rebeca está cosiendo un guante, lo observa con
detenimiento, se lo acerca al rostro.
Toda esta acción es paciente y prolija)
Rebeca
Toda pasión es sustituible, ¿no le parece?
¿Yo señor?
No señor.
¿Pues entonces quién la tiene?
(Pausa)
¿Qué hizo en la cárcel? Ah sí…lo mismo que aquí…la misma
mano, acompasada, el
ritmo íntimo, ¿no? ¿Había ojos cercándolo? Siempre le
gustaron los testigos, eso si,
todo en silencio, con decoro. El escándalo es un síntoma de
vulgaridad. Yo, quiero
decir, nosotras, lo estuvimos esperando, no sabíamos qué
hacer con esta…cómo
decir…¿libertad? No, no, no, si usted, es nuestra libertad.
Esta vida de rutina sin sus
órdenes, sin sus pedidos, sin sus…incursiones. Usted sabe…la
monotonía cría
monstruos. Mi hermana y yo…
¿Cómo es que nos llama? Ah si…perlitas, claro usted nos
descubrió y nos cultivó.
Sus perlitas…adorables hacedoras de camas.
¿Está cansado? Pero mi señor aquí hemos preparado todo para
que usted, ya
sabe…ejercite la comodidad…usted siempre nos dijo:”la
comodidad es un valor moral”
¿Le preparo el baño? Sus sales reclaman cuerpo y su cuerpo
¿qué pide?
¿Se acuerda? Fuimos
educadas a su gusto, se diría que nos escribió con su pluma.
Suave y fuerte a la vez.
(Eugenia está
peinándose con minuciosidad, cuando termina, se va acercando a Rebeca,
con un pañuelo blanco seca su cara)
Eugenia
Tu hermana y vos son dos criaturas inverosímiles, no les
creo nada.
(Se acerca a pocos centímetros muerde el guante de Rebeca)
Falsas, piedras falsas, joyas de mal gusto, baratijas de
feria. Farsantes aduladoras
Rebeca (amorosa)
¿Por qué señor dice eso? ¡Nos vamos a enojar, eh!
Eugenia
¡Teatro, teatro barato! ¿En dónde robaron ese talento
funesto? Pero si nunca han ido al
teatro, nunca un perfume las acarició.¿De dónde sacan esa
frivolidad escénica? ¿Me
extrañaron, decís? Perlitas, las palabras las marean, se
ahogan en sus propias aguas, son
personajes arrojados al vértigo. Yo les enseñé a controlar
hasta el más mínimo detalle.
¿Qué les dije siempre? No hay azar en el arte! Y ustedes
cómo me agradecen…
Rebeca (mirando a toda la habitación)
Usted usa palabras que no entendemos
Eugenia (Imperativa)
Los instintos, querida, los instintos, las pierden. ¡Date
vuelta! ¡Vamos no me obligués!
Y llamá a tu hermana que debe estar por ahí, espiando a un
niño que se masturba o
quizás oliendo el sudor de algún caballo. Siempre le
gustaron los aceites cremosos.
Perra untuosa! Llamala, te dije!
(Rebeca se da vuelta, le da la espalda, quiere emitir
palabra y no puede, sólo sonidos
entrecortados mientras Eugenia recorre con dedos precisos la
nuca, el cuello, la espalda)
Eugenia
No te escucho, ¿acaso no querés que venga tu hermana? ¿Te
gustan las yemas de mis
dedos, no? Punzones debería aplicarte para que obedezcas. No
temblés, carajo!
(Eugenia está llegando al fin de la espalda, Rebeca logra
decir el nombre de su
hermana)
Rebeca
¡Eugenia, vení!
Eugenia (le da una palmada en el culo)
¡Ay justo a tiempo! Pobre mi joyita, se salvó. Ahora podés
respirar, no te olvides de las
calas en el cuarto de baño. Las flores iluminan mi noche.
(Pausa larga)
(Va hacia la ventana, cambia de tono orgánico)
Está lloviendo, la gente va a dejar de caminar
Rebeca
¡No es así! ¿Por qué terminás las cosas así? No se puede
cambiar las reglas del juego de
golpe. Egoísta. ¿Desde cuando mirás por la ventana?
Eugenia
¿Tengo que explicarte lo que pasa? No escuchás, te digo que
está lloviendo y eso apura
los tiempos. Ya no somos niñas. ¿Las hamacas dónde están?
Sobrevivir no es un juego!
¿Y si alguna de esas caras viene hacia aquí? ¿Qué hacemos le
servimos un té?
(Deja de mirar y comienza a ordenar la habitación, inicia el
tendido de la cama. Rebeca
se acerca y la ayuda a desgano, hay un hacer y deshacer de
las sábanas)
(Suena el timbre del teléfono, insistente. Ambas mujeres se
paralizan y reaccionan ante
la señal. Eugenia decide atender. Levanta el tubo, escucha,
cuelga y vuelve a su tarea)
(Rebeca cambia el clima, se asume como “Señora” de la casa,
se arregla, coquetea,
juego sensual, busca elegancia en sus movimientos, ve
espejos imaginarios en toda la
habitación)
Rebeca (Tono soberbio)
Querida voy a salir, traeme los vestidos.
Eugenia
Señora, no hay tiempo, la llamada, por favor, cerremos la
ventana
Rebeca
¿Desde cuándo sos el reloj de la casa? Las ventanas de esta
casa no se cierran! No, no,
no aquí están sucediendo cosas extrañas. A mi marido, desde
su regreso, casi no lo veo.
Tu hermana, ¿Dónde está esa rata libidinosa? Se la pasa
fumando, escribiendo cartas,
nunca está cuando la necesito. El otro día me pareció que
olía a vino. ¿Y vos Eugenia?
De bien nacida no tenés nada! Traé los vestidos querés! Voy
a dar una vuelta, las
miradas del mundo me reclaman. Ni se te ocurra tocar esas
ventanas!
Eugenia (Implora)
Señora, no me escuchó, llueve, la gente vuelve, no se va.
Rebeca
La que parece sorda sos vos! Te prefiero ciega para que
dejes de ver fantasmas. Traé los
vestidos estúpida!
(Afrancesada) Mis atuendos, merci
(Eugenia busca y encuentra dos vestidos)
(Rebeca mira los
vestidos y a Eugenia y hace un ademán)
(Complacida) Así me gusta más! A veces te olvidás quién sos.
Ay pequeña, si no me
tuvieras a mí…estarías limpiando mierda en un asilo.
Eugenia
¿Cuál va a elegir mi señora? ¿Cuál es su humor?
Rebeca
Mi humor es la belleza y la juventud. Eso que ustedes
desperdician entre lecheros e
inodoros. Tengo un humor celebratorio. ¿Alguna vez
celebraron algo ustedes? No,
claro, para ustedes no existen las fiestas ¿No es así
Eugenia? ¿Qué decís Rebeca? La
belleza tan maldita como el arte, tan sólida como una
apariencia Esa violencia que nos
une a los otros.
(Eugenia expone los vestidos sobre su cuerpo)
Eugenia
Sí señora, lo que usted diga, somos hermanas de la ilusión.
Rebeca (riéndose, sarcástica)
¡De la mentira, querrás decir! Me emociona la estupidez
fraterna. Son tan cándidas que
parecen animales domésticos. Bueno, basta, probate ese, el
verde. ¿No entendés?
¡Ponételo!
Eugenia
No mi señora, perdón, pero ya sabe, yo no…
(Rebeca le arranca la ropa bruscamente)
Rebeca
Quiero ver mi belleza en vos, quiero ver como lo verdadero
se refleja en lo falso
¿Entendés? Mi elegancia en tu vulgaridad. ¿Acaso nunca
jugaste a ser la señora de la
casa? Vos y tu hermana y todas las de tu clase creen que
pueden ocupar un lugar…
Ahora yo quiero verme en vos, vamos, el vestido. Sueñan con
el lujo y vamos, no me
humillés, mostrame tus alas, dame tu color mariposa.
(Eugenia comienza a vestirse y Rebeca la va ayudando y
corrigiendo)
Rebeca
Muy bien, muy bien, me parece que este espectáculo debería
presenciarlo el señor. No
sé que le pasa está ausente,
Necesito hacerle un regalo, creo que la oscuridad del
encierro le quitó estilo A ver el cabello (sus rostros están
a pocos centímetros) Si te
viera tu hermanita se moriría de envidia, pero ¿vale la pena
morir por la belleza?
Eugenia (Espasmódica) (Retorcida)
Señora, disculpe, no hay tiempo y cuando esto sucede alguien
puede morir. O
simplemente perder lo que tiene.
(Rebeca toma el otro vestido)
Rebeca
Ahora este.
(Le da otro vestido)
El horror y la belleza en ocasiones convergen ¿No creés
Eugenia?
(Hablando hacia nadie)
¿Morir? ¿Qué decís? La muerte es un dato que queda asentado,
es un documento, un
número que sirve para llenar fichas estadísticas…pura
demografía.
¡Estamos todos muertos! ¡No entendés nada!
Eugenia
Por favor, tengo que limpiar y cocinar y…(Mira alrededor)
Rebeca
¡Silencio! La belleza de una mujer se encuentra en la
posibilidad de elegir.
(Forcejean, Eugenia cae, Rebeca se aleja, (enciende el
tocadiscos, comienza a sonar la
música, bailan.
(Cambia el clima)
(Se ríen y murmuran)
Eugenia
La ternura es una música indescifrable
Rebeca
Ese caer de cuerpos blandos
Sobre otros cuerpos, aún más blandos
Impacta
(Rebeca y Eugenia a coro)
Las causas superiores al amor
Cuelgan de arneses oxidados
Eugenia
Ahora llueve.
Rebeca
Ahora no.
Eugenia
Las bailarinas y sus dientes perforan el telón jaspeado.
Rebeca
Desde el balcón saludan hijos caramelos
La luz está encendida y nadie ve.
Eugenia
Y todas las frutas se pudren
Frases en disfraces…
Rebeca y Eugenia (se hacen eco)
Un lazo se desata
Carnaval de anestesia
Agua de aguas
La respiración del mundo es blanca
Todo es demasiado tarde.
(La música deja de escucharse)
(Rebeca va ensimismada hacia la ventana)
Eugenia
La mujer ratón mira por la ventana
Habla consigo misma
Derrite palabras en la lengua.
(Suena el timbre del teléfono varias veces, se tensiona el
ambiente)
(Cambia el clima)
(Eugenia se acerca y comienza a peinar a su hermana, ambas
observan el teléfono)
(Rebeca hace muecas de ir a atender hasta que deja de sonar
el teléfono)
Rebeca
¿Dónde están las velas?
Eugenia
Por ahí, hace años que no se usan.
Rebeca
Quiero una vela en el espejo…como antes.
(Rebeca va hacia el espejo, se sienta frente a él. Eugenia
busca las velas por la
habitación)
Eugenia
¿Cómo pasó esto? ¿Te das cuenta todo lo que hay? ¿De quién
son estas cosas?
Rebeca
No sé…¿acaso todo tiene que tener dueño?
Eugenia
¿De quién somos?
Rebeca
Somos de la ausencia…
(Imperativa hacia el espejo)
Las velas, hermana, las velas!
Eugenia
Acá están, son pocas (Va hacia Rebeca) están atadas a una
caja de fósforos.
Rebeca
Por fin! Una sola me alcanza…encendela.
(Eugenia intenta varias veces encender la vela)
Eugenia
¿Qué más? ¿Qué más? ¿Qué más?
Rebeca
Fuego y mujer…cinco letras, dos palabras correspondidas.
Está todo dicho.
Eugenia
Las mujeres deberían pintarse los labios con sangre de
hombres (¿Risa?)
Rebeca
Me gustaría tener una criada.
(Las dos están frente al espejo)
Eugenia
A mí también. ¿Qué le pedirías?
Rebeca
Que vigile los fantasmas de mi fiebre. No sé, protección en
la oscuridad, en esta larga y
única noche en la que me hundo.
Eugenia
Yo quisiera que expulse mi rabia, que limpie esta pus. Hay
días en que el dolor besa mi
cuerpo. Necesito que me sople la herida, un mar de aire. Un
descanso.
Rebeca
No existir
Eugenia
Un existir distinto
(Se apaga la vela)
(Apagón/Silencio prolongado/Pausa)
(Sonidos metálicos, cuchillo)
Rebeca (manipulando carne y cuchillo)
Tenías razón, la calle está desierta, la gente busca su
lugar ¿Y nosotras?
(Eugenia se acuesta en la cama)
Eugenia (cansada)
¿Nosotras? Nosotras seguimos acá, acá está lo nuestro, ahora
vamos a hacer la cena,
carne asada, preparamos la mesa, todos los detalles, no
puede faltar nada. El señor y la
señora van a estar orgullosos de nosotras, ellos premian la
fidelidad.
Rebeca (reflexiva)
¿Fidelidad? La
fidelidad descansa en el secreto.
(Rebeca va hacia la cama)
¿Estás dispuesta a sellar tu boca a la mía?
Eugenia
Las bocas no hablan cuando tienen el mismo hambre
Rebeca
Y comen la misma carne.
(FIN)